viernes, 24 de junio de 2011

Dímelo tantas veces que no te guste ni recordarlo, dímelo hasta que no sepas pronunciarlo, hasta que se te olvide como decirlo, hasta que cuando lo digas suene extraño, hasta que exista un eco solo para dos palabras, hasta que los animales aprendan lo que es, hasta que quede grabado en todas las mentes, hasta que no te quiera escuchar más, hasta que mis oídos se queden sordos, hasta que mi vida se apague, hasta que la tuya se valla con la mía.
Dime que me amas hasta que no haga falta decirlo.

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