martes, 15 de mayo de 2012

Anoche no pude dormir pensando que habíamos terminado pero he dejado de amargarme porque sé que lo que tuvimos fue real.
Si en algún lugar en un futuro lejano nos reencontramos en nuestras nuevas vidas, te sonreiré con alegría y recordaré el verano que pasamos bajos los árboles, aprendiendo uno del otro y creciendo en el amor.
El mejor tipo de amor, es aquel que despierta el alma, te trae paz a la mente y te hace aspirar a más, eso es lo tu me has dado y lo que yo he esperado darte siempre.
Te quiero, Noa.
De algo estoy seguro.
No podrá quererla como la quería yo, no podrá adorarla de ese modo, no sabrá advertir hasta el menor de sus dulces movimientos, de aquellos gestos imperceptibles de su cara. Es como si sólo a mí se me hubiera sido concedida la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos. Nadie podrá ver nunca lo que yo he visto. Y él menos que ninguno. Él, incapaz de amarle, incapaz de verle verdaderamente, de entenderla, de respetarla. Él no se divertirá con esos tiernos caprichos.